¡Palabras de aliento para todos!

Archivo para agosto, 2011

TERCER CIELO- CFA CDE. Espectacular!!!!!!!!!!

40 DÍAS DE PERDÓN «QUÉ HAGO SI CONTINÚAN GOLPEANDO MI CORAZÓN?

COMO MANTENERME FIRME EN EL PERDÓN

«Y Jesús les dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es digno del Reino de Dios» (Lucas 9: 62)

Qué hacemos cuando las personas que nos lastiman siguen cerca de nosotros? Hay muchos casos en los cuales es muy difícil mantener la victoria sobre el rencor o la amargura, pues alguna persona cercana nos insulta, nos degrada y continua recordándonos el dolor. A menudo es el padre o la madre, un cónyuge que nos trata con aspereza, un familiar político, un compañero de trabajo…etc.  Es posible perdonar en estas circunstancias? O estamos condenados a vivir en un ciclo del dolor constante?

Existen cuatro prácticas que podemos utilizar para evitar que nos continúen lastimando el corazón:

1. CAMBIE EL VALOR DE LAS PALABRAS

Los insultos tienen un solo objetivo: desmoralizarnos por dentro. Para evitar ser lastimados con las palabras de una persona cercana: una excelente estrategia es aprender a «Cambiar el valor de las palabras»

Cuando viajamos a otro país, necesariamente  necesitamos cambiar el el dinero que se emite en el nuestro por el del país que visitaremos. Asimismo debemos utilizar otro idioma y otras palabras. Es exactamente lo mismo que debemos hacer con el valor que le damos a las palabras y me explicaré.

Las palabras que hieren, lastiman, denigran e insultan, consiguen su objetivo cuando le asignamos el mismo significado que les da quien las está pronunciando. Sin embargo, si cambiamos el valor de esas palabras, entonces pierden su efecto venenoso. Por ejemplo, te pueden insultar en un idioma que no conoces y no te causará efecto alguno, porque no conoces el valor de esas palabras.

Pero si entiendes lo que esa persona te está diciendo, te lastimará. Te propongo que cambies el valor de las palabras hirientes, colocándote en un nivel superior a ellas. Establecete en tu verdadera identidad, aquella que Dios te ha revelado que eres, allí podrás ver con tanta compasión a la persona que tiene tanta amargura en su corazón como para utilizar palabras soeces en tu contra, para difamarte o denigrarte. Cuando en lugar de reaccionar a los insultos, cambiamos el valor de las palabras, nos colocamos en un nivel superior y no bajamos al campo del enemigo donde él quiere hacernos decender, y allí podemos decir como Jesús: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lucas 23:34)

2. VALORE LAS PALABRAS DE DIOS  

Para que puedas dejar sin efecto las palabras denigrantes, es necesario que te fortalezcas en Dios. Pues la fe en lo que Dios ha dicho que tú eres, y lo que Él ha prometido para tu vida, es el fundamento sólido sobre el cual debes establecerte para no dejarte amedrentar por el intimidador.

En la Biblia, encontramos la historia del rey Ezequías que fue a consultar a Dios: «Cuando los funciaonarios del rey Ezequías fueron a consultar con el profeta Isaías, este les dijo: Diganle a su señor que así dice el Señor. No temas por las blasfemias que has oído, que han pronunciado contra mí los subalternos del rey de Asiria» (Iasías 37:5-6, NVI)

El objetivo de nuestro enemigo es derrotarnos solo con palabras, pues si las creemos, entonces no tenemos fuerzas para luchar. Dios respondió diciendo que no tuvieran temor de las blasfemias, porque Él defendería a su pueblo.

José es ejemplo de un hombre que supo cobrar fuerzas en las promesas de Dios para así soportar los ambientes hostiles. Fue vendido como esclavo por sus hermanos, acusado falsamente por intento de violación y arrojado en la cárcel. Y en todo este proceso siempre recordó la promesa que Dios le dio, de que sería cabeza y no cola.

José supo encontrar la fortaleza en Dios (Efesios 6:10). A pesar de haber sido vendido como esclavo, no permitió que su corazón fuera esclavizado por la amargura, a pesar de estar preso, no dejó que su corazón fuera cautivo por la derrota. Nunca tuvo la mentalidad de esclavo sino de líder y llegó a estar a cargo de la casa de Potifar.

En la cárcel, nunca tuvo la mentalidad de convicto, sino de una persona libre y con esa mentalidad de libertad llegó a ser líder de todos los reclusos. Observando su comportamiento, vemos que José valoró las palabras que Dios decía de Él, más que lo que las otras personas decían. Desde muy pequeño Dios le decía que lo veía en una posición superior, y José le creyó a Dios. (Génesis 37:5-11)

3. CUIDE SUS PROPIAS PALABRAS

También debemos entender que nuestras palabras son importantes, porque tienen la capacidad de aumentar o disminuir la tensión. «La blanda respuesta quita la ira, más la palabra áspera hace subir el furor»(Proverbios 15:1)

Cuando te encuentres en la difícil situación de tener que interactuar con personas que te lastiman o te irritan, debes pedir sabiduría al Señor para actuar con equilibrio y cordura. «Si la ira del gobernante se levanta contra ti, no abandones tu puesto, porque la serenidad suaviza grandes ofensas»( Eclesiastés 10:4)

No abandones intempestivamente tu trabajo, no rompas relaciones familiares en un arrebato de ira, no destroces tu matrimonio en el calor de las palabras. Sé prudente. Es más, la Palabra del Señor ubica a las personas que actúan con mesura y equilibrio en situaciones como estas, en un lugar de mucha honra: «La cordura del hombre detiene su furor, Y su honra es pasar por alto la ofensa» (Proverbios 19:11).

4. DISCIERNA CUANDO SON MÁS QUE PALABRAS

Por último, es muy importante discernir y discutir sobre que hacer, si los insultos son más que palabras. Cuando se está sufriendo verdaderas amenazas y la integridad física esta en peligro. Me refiero a las personas que conviven con un cónyuge, jefe, vecino sumamente violento. Qué hago? Confío en El Señor? O actúo y me defiendo?

No creo que ser cristiano, conlleve a ser una persona ingenua, que reciba cualquier daño en el momento que al otro se le antoje atacarlo. De hecho encontramos en la vida de Jesús varios episodios en los cuales Él evadió el peligro , porque otros deseaban dañarlo.

Ejemplo: En cierta ocasión varias personas intentaron matarlo, querían arrojarlo a un precipicio, pero Él pasó en medio de ellos y se fue. (Lucas 4:29-30).

En otra ocasión llegó a una festividad judía pero en medio de la celebración y permaneció allí encubiertamente, porque también su integridad física corría peligro y su hora de morir no había llegado (Juan 7:711)

Debemos discernir cuando los insultos pudieran ser más que palabras y pedir sabiduría al Señor para saber como actuar en tales circunstancias. Debemos por todos los medios tratar de evitar el daño y existen mecanismos legales para ello.

Pregúntate y medita detenidamente en lo siguiente:

a. Aqué palabras debo conceder menos valor para que dejen de lastimarme?

b. Que promesas me ha dado El Señor?

c. Quién dice Él que soy? Concuerdan estas con las palabras que me lastiman y hacen referencia a mi persona?

Con todo amor.

Pra. Ruth.

40 DÍAS DE PERDÓN «CÓMO RESTITUYO EL DAÑO QUE OCASIONÉ?»

Como mantenerme firme en el perdón

QUÉ HAGO SI DEFRAUDÉ A ALGUIEN?

«Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento» (Lucas 3:8)

El dueño de una tienda de comida en Inglaterra, recibió una carta de disculpa y 160 dólares de un ladrón que robó en su establecimiento en el año 2001. El dueño del comercio, de 27 años, no podía creerlo cuando leyó la sorprendente misiva, según lo relató a la cadena BBC de Londres. El arrepentido ladrón comienza con las sgtes. palabras: «Queridos señores, escribo esta carta para enmendar algo que hice en el pasado». El ex ladrón recuerda que sustrajo 400 cigarrillos de la tienda, y subraya que adjunta los 160 dólares como indemnización por ese delito. «En aquella época, consumía drogas y mi vida era un desastre -confiesa-. Ahora ya no tomo drogas y me esfuerzo por llevar una vida digna, honesta y decente». En unas conmovedoras líneas el ex ladrón explica que, como parte de su recuperación, intenta corregir los errores cometidos en el pasado: «Lamento  -concluye-, el daño que causé y sinceramente les presento mis disculpas». El dueño de la tienda comentó que el cambió de actitud del misterioso remitente, es «algo muy bueno» y concluyó diciendo que donaría los 160 dólares a una organización benéfica de lucha contra las drogas.

PRINCIPIO DE LA RESTITUCIÓN

Para mantener la victoria que hemos ganado sobre el pasado, es necesario que entendamos el Principio de la Restitución: que consiste en compensar de manera tangible el daño que hemos ocasionado a la persona que hemos ofendido.

Tal vez leyendo estas líneas, recuerdas que has ofendido a otra u otras personas. La sanidad del corazón no solo se encuentra en que perdonemos a los que nos han ofendido, sino en pedir perdón a los que también nosotros hemos dañado. Si quieres sanar completamente tu corazón y conservarlo en ese estado para siempre, deseo invitarte a que hagas una evaluación, si en tu caso cabe la posibilidad de hacer alguna restitución a alguien a quien hayas dañado. Puede que sea necesario devolver lo robado, saldar una deuda, pedir perdón a una persona ofendida, reconocer a un hijo fuera del matrimonio, es decir asumir la responsabilidad de las consecuencias de algún acto o pecado.

La Biblia nos enseña que en tanto sea posible, debemos compensar el daño causado, Juan el Bautista predicaba: «Haced, frutos, dignos de arrepentimiento» (Lucas 3:8), indicando con esto que nuestro arrepentimiento debe ir acompañado de obras concretas y no solamente de oraciones privadas, pedidos de perdón y buenas intenciones.

Sabemos también que existen casos en los cuales no puede hacerse una restitución, pues el daño causado ya no lo permite. Por ejemplo: no podemos devolver la vida de alguien  que ha fallecido, no podemos retroceder el tiempo para evitar decir los insultos y palabras agresivas que proferimos, cada caso es distinto.

En otros casos la Restitución puede tener repercusiones legales: devolver una herencia, reconocer a un hijo ilegítimo, lo cual requerirá de la intervención de un profesional, devolver algo que se sustrajo sin previa autorización, restituir públicamente la integridad del afectado, si públicamente lo hemos difamado.

Sin embargo, es nuestra actitud en cuanto a la restitución lo que marcará en nuestro corazón, el punto de inicio de nuestro verdadero cambio y la sinceridad del mismo.

PORQUE DEBEMOS RESTITUIR?

1.Porque es justo delante de Dios: Dios expresó su concepto de justicia diciendo…»entonces confesará los pecados que ha cometido, y hará completa restitución por el daño causado, añadirá un quinto y lo dará al que perjudicó» (Números 5:7) Como vemos la confesión va acompañada con la restitución integrada al proceso de reparación de la falta cometida. Dios nos extiende su perdón de forma gratuita pero debemos imitar su justicia como una reacción natural por haber recibido su misericordia. Por eso, cuando pedimos perdón por nuestros pecados debemos considerar si hay posibilidades de Restituir.

2. Porque es justo ante nuestros semejantes: En la parábola del hijo pródigo, observamos, como la intención de restitución acompaña al muchacho cuando regresa a casa de su padre: «Me levantaré e iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como uno de tus jornaleros»(Lucas 15:18-19).  Como muestra de su genuino arrepentimiento, se ofrece como trabajador vitalicio para compensar el daño. El corazón perdonador del padre rechaza la idea y lo recibe como hijo, sin embargo, esa disposición marcó el punto de cambio en el corazón del muchacho para siempre.

3. Porque consolida mi cambio interno: Otra hermosa historia bíblica es la de Zaqueo, que presenta un cambio radical en su conducta. Él era un corrupto cobrador de impuestos que, trás recibir a Jesús en su casa, decide cambiar su vida y consolida su decisión haciendo restitución. «Y Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, la mitad de mis bienes daré a los pobres, y si en algo he defraudado a alguien, se lo restituiré cuadruplicado. Y Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a está casa…» (Lucas 19:8-10)

Zaqueo reconoció la visita de Jesús como la oportunidad de cambiar su vida. Aunque Lucas no nos brinda todos los detalles de su conversión con Jesús, sí describe la valiente determinación de Zaqueo de restituir y consolidar públicamente su deseo de seguir al Maestro, ofreciendo una compensación a quien él hubiere defraudado.

Así que amados, debemos hacer Restitución cuando sea posible porque es justo ante Dios, ante las personas y consolida nuestro cambio interno.

Sugerencias

a. Dedica un buen tiempo a la oración, y determina delante del Señor si hay alguna restitución que debas hacer.

b. Consulta con un consejero espiritual, pastor, líder de buen carácter y testimonio, acerca de tu deseo de enmendar las cosas.

c. Haz un plan de restitución, sabiendo que con ello tu corazón se consolidará como un corazón que anhela expresar justicia ante Dios.

Con todo amor.

Pra. Ruth

40 DÍAS DE PERDÓN «QUÉ HAGO SI LA HERIDA NO SANA?»

Como mantenerme firme en el perdón

«Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echado de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos» (Santiago 1:6-8)

Receta para la curación de las heridas

1. El cuidado de la herida

Para entender este paso es importante que pienses en que el daño que sufriste en tu ser interior, es similar a tener una fractura o una herida en alguna parte del cuerpo. Aunque seas atendido en el mejor Sanatorio del mundo, con los mejores medicamentos, no hay posibilidad alguna de que la herida o fractura , sea curada totalmente en una sesión de media hora de atención. De igual manera un corazón lástimado, requerirá de mucho tiempo de cuidado posterior al evento del perdón.

En el Sanatorio, los médicos pueden suturar la herida o inmovilizar el hueso, pero luego deberás ser responsable del cuidado que le des a tu lesión para su total recuperación. El dolor irá desapareciendo paulatinamente. Sin embargo, requerirá cuidado y mucho tiempo.

Cuando perdonas , ocurre un evento similar a cunando el médico sutura una herida. El Espíritu Santo llega a tu corazón sana tu herida, pero el dolor no desaparece instantáneamente. Después de este evento es muy importante que te mantengas firme en el perdón que has decidido otorgar hasta que el dolor desaparezca totalmente.

Por ello la Palabra de Dios nos exhorta a permanecer en la decisiones que hemos tomado. Es por ello que para ser libres de dolor debemos hacerlo con fe sin duda alguna:

«Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echado de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos» (Santiago 1:6-8)

2. El cuidado de los pensamientos

Otro paso importante para mantener la victoria espiritual es recordar que «El perdón es una decisión y no un sentimiento», por ello quien se deja guiar por sus sentimientos un día sentirá que a perdonado y otro día que no lo ha hecho con sinceridad. Recuerda, el dolor no desaparece de forma inmediata a que hayas otorgado el perdón, sino con el tiempo, como lo ilustramos en el proceso de una herida física.

Si no tomas control de tus pensamientos, ellos te controlaran a tqu. Debes pedirle al Señor la capacidad de tomar el control de ellos tienen sobre ti. Si no lo haces, tus pensamientos te llevaran de forma constante a recordar tu doloroso pasado, anclando a ellos tu presente e impidiéndote ver el futuro que tienes por delante.

La Biblia dice:

«Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad» (Filipenses 4:8)

Cuando el enemigo venga queriendo recordarte tu pasado doloroso, aplica esta Palabra en tu vida. Como? :

Piensa lo verdadero:

«La verdad es que ya perdoné a esta persona que me ofendió. Es un capitulo cerrado en mi vida»

Piensa lo honesto: «Siendo honesto me causó mucho dolor, fue muy injusto lo que me hizo. Me sentí dañado/a, pero ya perdoné»

Piensa lo justo: «Lo justo sería vengarme y que está persona sufra lo que yo sufrí, pero la verdad y siendo justos. también yo he hecho cosas injustas. Y  si quiero Dios sea verdaderamente justo yo también debería recibir un severo castigo. Por lo tanto, mejor lo entrego en las manos de Dios para que sea  Él quien haga justicia. Por eso al perdonar dejo la justicia en las manos de Dios»

Piensa lo puro: «Lo mejor que me puede pasar es conservar mi corazón, sano, limpio y puro de todo rencor y amargura, pues el deseo de venganza es una enfermedad que carcome y desgasta mi vida por dentro. Por ende insistiré en el proceso del perdón»

Piensa en lo amable: «Voy a tratar a quien me hirió como quisiera que me tratarán a mi» (Mateo 7:12)

Piensa en lo que es de buen nombre: «Actuaré como hijo de Dios y no como quien no lo conoce»

Piensa en toda clase de virtudes y aquello que merece alabanza: Toma la decisión de tomar de pensar solo en cosas buenas y en el futuro que Dios tiene para ti y no en el lo que te robaron. Disciplínate a pensar en cosas buenas. Satanás atacará tus pensamientos, intentando siempre abrir de nuevo la herida y producir dolor. Por ello debemos cuidar la herida con pensamientos de bien.

3. El cuidado en contra de nuevos ataques

Perdonar implica una férrea batalla espiritual. El enemigo gana cuando consigue mantenernos atados a las heridas y dolores del pasado, pero es vencido cuando logramos vivir una vida a plenitud a pesar de los golpes que hayamos recibido.

«Someteos  pues a Dios, resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios y Él se acercará a vosotros. Pecadores; limpiad las manos, y vosotros los de doble ánimo purificad vuestros corazones» (Santiago 4:7-8)

Hay fuerzas del mal que lucharan ferozmente para evitar que nuestro corazón sea libre. Pero en las Escrituras está nuestra esperanza, para ganar esta batalla. «Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y habiendo acabado todo, estar firmes» (Efesios 6:11-13)

No te rindas en el proceso. No te quedes a medio camino. Insiste y lucha hasta que estés seguro que tu corazón ha sido completamente liberado del dolor.

Con todo amor

Pra. Ruth


40 DÍAS DE PERDÓN «CUATRO FASES DE RECUPERACIÓN»

«De oídas te había oído; Más ahora mis ojos te ven» (Job 42:2)

Amados, este tema es sumamente susceptible para mi, pues uno de mis más dolorosos momentos, fue el de reconocer que mi corazón estaba profundamente dolido con Dios por situaciones del pasado, como pastora y cristiana me rehusaba a aceptar dicha condición de enojo hacia mi Señor y Soberano Creador, hasta que el Espíritu Santo me reconvino de pecado y en ese momento decidí soltar mi dolor, renuncié a mi enojo hacia el Señor y lo reconocí como Aquel que todo lo sabe y de quien ningún mal ni despropósito proviene. Esto liberó mi corazón de la amargura y pude volver a un nuevo comienzo en mi vida personal y ministerial.

El Dr. Carlos Gálvez, psiquiatra y sabio conocedor de Las Escrituras, habla de la manera bíblica de resolver la frustración con Dios y está contenida en la historia de Job. Aquí vemos la manera correcta en la cual debemos procesar los eventos difíciles en nuestra vida:

Cuatro Fases para la Recuperación

a. Fase de Impacto: La encontramos en la vida de Job cuando le informan de sus pérdidas y cae en enfermedad.

«En la región de Uz había un hombre recto, temeroso de Dios y apartado del mal, que temía a Dios. Este hombre se llamaba Job» (Job 1:1 NVI). Repentinamente su vida tiene un viraje violento hacia la desgracia. Este hombre sin haber hecho nada en su vida para merecerlo, es visitado por la tragedia. Desastres naturales acaban con su fortuna y con la vida de sus diez hijos y para colmo a consecuencia de tanto strees galopante le brota por todo el cuerpo una sarna maligna y con esto toca fondo en el pozo de la desgracia.

Al igual que Job, muchos de nosotros hemos sufrido una Etapa de Impacto, donde nuestra vida dio un giro inesperado hacia el dolor: Una llamada anunciando que un ser querido falleció, un asalto a mano armada, un divorcio, la traición de un amigo, una infidelidad, ser victima de abuso sexual o físico, etc. Recibir esa noticia es como recibir un golpe directo al corazón. Es tan duro este golpe que lo conduce a uno la sgte. etapa.

b. Fase de Confusión: En casi todo el libro de Job, desde el capítulo 2 hasta el 37, él entra en confusión, se desorienta tratando de digerir el dolor. Job decide, desde el inicio, reconocer la soberanía de Dios tal como se relata en (Job 1:20-21)

«Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor para afligir a Job con dolorosas llagas desde la planta  del pie hasta la coronilla. Y Job, sentado en medio de las cenizas, tomó un pedazo de teja para rascarse constantemente. Su esposa le reprochó: -Todavía mantienes firme tu integridad? Maldice a Dios y muérete!. Job le respondió: -Mujer hablas como una necia. Si de Dios sabemos recibir lo bueno, no sabremos recibir también lo malo? A pesar de todo esto Job no pecó ni de palabra» (Job 2:7-10 NVI)

A pesar de su loable actitud,  Job cae en una Etapa de Confusión, en la cual el dolor lo desubica, y enfoca su frustración sobre sí mismo. Este es el periodo en el cual estamos tan dolidos por los golpes a nuestro corazón, que desarrollamos sentimientos negativos. Job sabe que Dios pudo haberlo detenido y dice:

«Las saetas del Todopoderoso me han herido y mi espíritu absorbe su veneno. Dios ha enviado sus terrores sobre mí!!» (Job 6:4 NVI)

Si la persona no pasa a la sgte. fase, este Periodo de Confusión puede ser muy largo.

c. Fase de Adaptación: Luego acepta la soberanía de Dios sobre su creación, y logra adaptarse a la realidad. Dios es Dios y yo no lo soy.

En el capitulo 38 Job mantiene una conversación con Dios, en la cual lo guía a comprender la sabiduría Divina. «Entonces respondió Jehová a Job desde el torbellino, y dijo: Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como varón tus lomos; Yo te preguntaré y tú me contestarás.» Esta conversación lleva aJob a entender que Dios es Dios y no Job. Cuando comprendemos la Soberanía de Dios aprendemos a confiar en Él. En que es más sabio que nosotros, y que algún día entenderemos lo que hoy no podemos. Desde nuestra perspectiva lo que hoy nos parece catastrófico, desde la perspectiva de Dios es algo muy bueno.

«Respondió Job a Jehová y dijo: Yo conozco que  todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de Tí…Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. Oye te ruego, y hablaré; te preguntaré, y Tú me enseñarás. De oídas te había oído, más ahora mis ojos te ven» (Job 42:1-5)

d. Fase de Reconstrucción: Una vez adaptado, Dios empieza a reconstruir la vida de Job, y su postre estado viene a ser mejor que el primero.

Cuando aceptamos la soberanía de Dios sobre nuestra vida y sobre las situaciones de la vida, entonces empezamos a experimentar la reconstrucción. En este estado podemos visualizar un nuevo inicio después de haber sufrido situaciones tan difíciles como el divorcio, la traición o aún la misma muerte de quien amamos.

Finalmente Job experimentó un nuevo inicio, y una bendición sobreabundante: «El Señor bendijo más los últimos años de Job que los primeros, pués llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. Tuvo también catorce hijos y tres hijas, y no había mujeres más hermosas que las hijas de Job sobre la tierra» (Job 42: 10-13)

Amados debemos reconocer la soberanía de Dios y darnos la oportunidad de comenzar de nuevo. Dejar ir ese pasado doloroso y colocarnos en las manos de Dios, para que Él y solo Él reconstruya y repare nuestras vidas. Este arreglo no debe implicar que exijamos que todo vuelva a su estado original, sino que debemos permitirle hacer una profunda reconstrucción en la cual podremos disfrutar de una vida más plena, que Él mismo preparó para nosotros.

Con todo amor

Pra Ruth.

40 DÍAS DE PERDÓN «DÍA DE REPASO»

Amados, hoy volvamos a releer los puntos del perdón que necesitamos reforzar en nuestra vida.

«Vamos… prosigue con tu nueva vida, en dirección a lo Alto. Haz una cosa: Olvídate de lo quedó atrás y prosigue a lo que tienes por delante!!!

Con todo amor

Pra Ruth.

40 DÍAS DE PERDÓN «»QUÉ HAGO SI SIENTO CULPA»

Como mantenerme firme en el perdón

Qué hago si siento culpa?

«Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño»  (Salmos 32:2)

Existen muchas personas con un corazón lastimado, afectado profundamente por la culpabilidad. Hoy veremos cuan necesario es librarnos de la culpa que nos roba la vida en abundancia.

Para librarme de la culpa debo:

1. Identificar la fuente de culpabilidad

Dios colocó en nuestro interior un sistema de alarma que se activa cuando hacemos algo incorrecto. «Estos muestran que llevan escrito en el corazón lo que la ley exige, como lo atestigua su conciencia, pues sus propios pensamientos algunas veces los acusan y otras veces los excusan» (Romanos 2:15  NVI)

Dios permite que esta alarma produzca en nosotros la tristeza que nos guía al arrepentimiento. «La tristeza que produce el arrepentimiento que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse, mientras que la tristeza del mundo produce muerte» (2Corintios 7:10 NVI)

Esa es una culpa buena pues nos guía a Dios para ser transformados. Si la culpa que siento es producto de situaciones en las cuales yo tengo la responsabilidad, entonces debo:

2. Pedir perdón por mis pecados

El objetivo de este sentimiento de culpabilidad es indicarnos que vamos por el camino equivocado, que debemos hacer un giro de 180 grados y volvernos a Dios. Confesamos nuestros pecados, y Él en su maravillosa gracia , los remite hacia la cruz del Calvario, podemos así ser libres de la culpa y de la la pena que nuestros pecados han causado en nuestro corazón.

Aunque este proceso debería ser sumamente fácil, a veces se torna complicado, pues nos es difícil aprender a simplemente recibir, y creer que nuestros pecados han sido perdonados. «Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios» (Efesios 2:8 NVI)

Si ya has pedido perdón a Dios por las faltas cometidas, debes poner en práctica tu fe para creer y actuar como perdonado, comprobando así que has puesto toda tu confianza en Jesús.

3. Desechar la falsa culpalibilidad

Existe otro paso que debo dar y es, reconocer cuando la culpa no ha sido mía. Existen personas que fueron victimas de abuso, ya sea sexual o físico, heridos por el divorcio de sus padres o algunas otras situaciones dolorosas en la niñez, que desarrollan un sentimiento de culpabilidad y les cuesta reconocer que no fue su culpa. Recuerda que el instrumento favorito enemigo es la acusación , algún día será vencido, pero por ahora nos acusa de día y noche.

«…porque ha sido lanzado fuera el acusador de los hermanos, el que los acusaba delante de Dios día y noche» ( Apocalipsis 12:10)

Nuestro enemigo tiene muchos años de experiencia como acusador y es experto en aprovecharse de nuestro legítimo sistema de alarma para alterarlo y para hacernos sentir una culpa falsa. La cual consiste en sentir el peso del pecado, cuando en realidad no hemos cometido falta alguna o cuando nuestra deuda ya ha sido cancelada.

Puede ser  que te identifiques con esta clase de «Intensa Culpabilidad», y que gran parte de los problemas de relacionamiento que estás enfrentando tenga su base en este sentimiento. Quiero decirte «No fue tu culpa!» y repito : «No fue tu culpa!». Aún me gustaría insistir: «No fue tu culpa!». Y quisiera repetirlo hasta que lo entiendas, no en  tu cerebro sino en tu corazón.

4. Disfrutar de la libertad de haber sido perdonado

Para librarte de la culpa, debes aceptar el perdón de Dios por los pecados que le has confesado. Aquellos en los cuales incurriste y tuviste culpa pero ya los has presentado a Dios y has pedido perdón por ellos y Dios los borró. Debes dar vuelta la página de tu vida y actuar como alguien que ya no siente culpa porque ha sido perdonado. Eso quiere decir vivir libre y sin remordimientos.

Lo que Dios quería, al pagar con la sangre de su Hijo Jesucristo por nuestros pecados, era ponernos en libertad para que actuemos en libertad y disfrutemos de esa libertad.

«Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa. clavándola en la cruz» (Colosenses 2:14 NVI)

Oremos: «Dios quiero pedirte que quites de mi corazón el peso de la culpa. Por situaciones en las que yo fui responsable humildemente te pido perdón. Y en aquellas en las que fui solamente una victima, reconozco que no fue mi culpa, y te entrego esa falsa culpabilidad que he cargado hasta hoy. Declaro que vivo en la libertad que compraste para mi y comienzo hoy mismo a disfrutar de la vida en abundancia. En el Nombre de Jesús. Amén!!!»

Con todo amor

Pra Ruth

4O DÍAS DE PERDÓN «QUE HAGO SI PERDONO, PERO NO OLVIDO?»

Como mantenerme firme en el Perdón: 

«Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar»    (1 Pedro 5:8)

Mantener el corazón limpio es una batalla. Si has conquistado, a través del perdón, el terreno que el enemigo había invadido en tu corazón, ahora el reto es mantener esa posición de victoria.

Por mucho tiempo luché con el hecho de no poder perdonar. Era una carga pesada que me absorbía muchas horas útiles de mi tiempo y mi mente, varias veces llegué delante del Señor a entregar esa carga, postrada en oración y diciendo con toda la fuerza de mi corazón: «Yo perdono y suelto». Pero parecía no tener el mínimo efecto. Esperaba que como lo estaba haciendo con total sinceridad, Dios quitaría de mi el dolor y todos esos horribles recuerdos con los cuales a diario me tocaba lidiar, después de mi total y sincera oración, se desvanecerían como por arte de magia, Dios quitaría el dolor y la amargura e instantáneamente yo dejaría de sufrir recordando el pasado. Jamás fue así!!

Hasta que finalmente lo comprendí todo, tantas veces lo escuché de oidas, pero jamás me detuve a analizar cuan verdadera era esta frase «Errar es humano, Perdonar es Divino». Es que simplemente y humanamente «Olvidar es imposible». La mente no tiene la capacidad de borrar los recuerdos , simplemente los almacena como un disco duro. Por ello solamente con la ayuda de Dios y el conocimiento de su Palabra podemos renovar nuestra mente y allí están los recuerdos que nos afectan «en nuestra mente». Dios dice «No traigas a memoria las cosas pasadas, ni te acuerdes de las cosas antiguas, he aquí yo hago cosa nueva en tu vida y pronto saldrá a luz» ( Isaías 43:18) Dios tiene cosas nuevas y buenas para nosotros, pero debemos comenzar a leer Su Palabra y cuando lo hagamos muchos de nuestros conceptos errados cambiaran. No es fácil, es un proceso, es como aprender a manejar, pero una vez que lo aprendes ya no lo olvidas nunca. Cuando empieces a pensar como Dios piensa podrás controlar esos recuerdos, y decidir en que pensar y en que no. Allí ya no serán los recuerdos quienes controlen tu vida, sino tú quien tenga el dominio sobre ellos.Y dirás – Este pensamiento no me hace bien, lo desecho y decido pensar solo lo que me eleva y me hace ver lo bueno que Dios tiene para mi. Hoy Dios te dice: «Yo sé los pensamientos que tengo acerca de tí, pensamientos de paz y no de mal, para darte el fin que deseas» (Jeremías 29:11).

La Sanidad de los Recuerdos:

Veamos el ejemplo del apóstol Pedro, un hombre que logró sanar sus recuerdos sin olvidar necesariamente su pasado. Su experiencia más dolorosa fue negar y traicionar a su Maestro. Fue algo tan terrible y marcante en su vida, que se sintió completamente descalificado para ser un discípulo de Jesús y por ello decidió volver a su trabajo habitual.

«Simón Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dieron: Vamos contigo. Fueron , y entraron en una barca; y aquella noche no pescaron nada» (Juan 21:3)

La buena noticia es que Pedro logró sanar sus recuerdos, se sobrepuso a la herida y al dolor y fue usado por Dios como uno de los fundadores de la iglesia cristiana. Fue un pilar sobre el cual descansó la edificación de esa primera comunidad.

En la primera epístola que escribe el apóstol, encontramos a un Pedro viejo, maduro, que se basa en recuerdos dolorosos pero para alentar a los cristianos en todo el mundo:

«Humillaos, pues, bajo la poderosa mano del Señor para que Él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre Él , porque Él tiene cuidado de vosotros. Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo; como león rugiente,  anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos alrededor del mundo. Más el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, Él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca» (1Pedro 5:6-10)

Pedro logró sanar sus recuerdos, pero leyendo entre líneas sus epístolas, podemos encontrar, que nunca olvidó esas experiencias del pasado, pero si permitió que Dios reciclara ese dolor y lo tranformará en bendición para alentar a los cristianos de muchas generaciones a través de la historia:

1. Debemos ser humildes:

«Humillaos bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo» (1Pedro 5:6) 

Pedro aprendió que la humildad conviene, pues cuando Jesús le advirtió que lo negaría tres veces antes de que el gallo cantará, él con cierto aire de superioridad, le responde -Estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel como a la muerte- (Lucas 22:31-34)

2. Debemos estar alertas

«Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar» (1Pedro 5:8)

A pesar de las advertencias de Jesús, acerca del peligro que corría, Pedro le otorga la mínima importancia. Cuando Jesús los invita a velar y orar, ellos caen vencidos por el sueño. Esto pasa a menudo con nosotros  como cristianos, estamos tan confiados en nosotros mismos, que no le damos importancia y pensamos «Sabré manejarlo», para luego despertar y darnos cuenta que caímos en la trampa del diablo. Pedro dice con conocimiento de causa «No se duerman, estén alertas velando en oración»

3. Podemos tener victoria

«Al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo» (1Pedro 5:9)

Pedro ya maduro, nos alienta diciendo que podemos vencer al mismísimo Satanás, que podemos resistir, si nuestros pies están bien firmes en los caminos del Señor, en nuestra iglesia, en la obediencia a nuestras autoridades, siendo sumisos y escuchando los consejos, aunque nos parezcan innecesarios. Esto es estar firmes en la fe. Y también nos enseña que no somos la última Coca Cola del desierto, que así como yo sufro, también muchos de mis hermanos están pasando tremendas pruebas, iguales o peores que las mías, en todo el mundo. Vaya que Pedro supo sacar lecciones preciosas de su error, dolor, heridas, desobediencia y reciclarlas en sabios y útiles consejos para su propia vida y la nuestra.

4. Dios quita el dolor de nuestros recuerdos

«Más el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después de que hayáis padecido un poco de tiempo, Él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca» (1Pedro 5:10)

Es maravilloso ver como Pedro nos anima a que reciclemos nuestro pasado doloroso y lo hagamos valer la pena. El dolor es parte del proceso de Dios para formarnos a su imagen y semejanza. Para llevarnos a ese futuro y a esa esperanza que Él tiene para ti y para mi. Nos anima haciéndonos entender que somos seres en proceso de formación a la perfección de Cristo. Mi amado/a todo ese dolor que has experimentado se transformará en firmeza cristiana si pasas la prueba, en fortaleza ante nuevas situaciones, en estabilidad para ti y para quienes te rodean. Tu vida ya no será un vaivén de emociones descontrolada, sino serás una columna establecida como ejemplo para otros, así como a Pedro, Dios te usará como un líder estratégico. Pero recuerda que toda esa fortaleza, firmeza, perfección y estabilidad provino de sus experiencias de errores y dolores del pasado. Pedro por todo lo que padeció al igual que Cristo «Aprendió la obediencia» (Hebreos 5:8). Pedro jamás olvidó sus experiencias dolorosas, siendo la más dura la negación de su Maestro. Pero lo que si logró de la mano de Jesús, fue quitar el dolor que acompañaba el recuerdo y por lo tanto logró reciclar la experiencia y convertirla en algo provechoso y de extrema bendición para Él y para nosotros.

Si has decidido Perdonar te animo a que no pretendas olvidar el pasado. La frase «Yo perdono, pero no olvido» es muy cierta. No podrás olvidar un abuso físico, la traición de un amigo, el abandono de un cónyuge, la pérdida de un ser querido. Pero lo que si puede hacer el Espíritu Santo es llevarnos a quitar todo ese dolor que acompaña esos recuerdos, y liberarnos de tal forma que seamos aún capaces de contar esa experiencia para bendecir a otros, como el apóstol Pedro lo hizo.

Lo anterior no es una obligación. No necesitas contar tu experiencia si no estás preparado para hacerlo. Pero lo que si debes hacer es visualizar,  que tomado de la mano del Señor, la verguenza  y el dolor del pasado se desvanecen y eres libre para vivir la vida en abundancia que Dios tiene para ti.

Con todo amor

Pra Ruth

40 DÍAS DE PERDÓN «DESCUBRIR MI VERDADERA IDENTIDAD»

Para perdonar necesito:

Descubrir mi verdadera identidad

«…y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe»(Apocalipsis 2:17)

«Una de las secuelas más perjudiciales de las heridas del pasado o actuales, es que ellas modifican nuestra personalidad»

Y una de las peores cosas que puede sucedernos es que los efectos de la amargura nos transforme en personas totalmente distintas a las que Dios diseñó.

Noemí, en busca de alimentos se trasladó con toda su familia a Moab. En ese lugar habitaron por díez años y allí murieron su esposo Elimelec y sus dos hijos, Quelión y Mahlón, dolorida por la pérdida Noemí regresa a Belén con una de sus nueras, y cuando entra, «…toda la ciudad la ciudad se conmovió a causa de ellas y decían: No es esta Noemí? y ella les respondía : No me llamen Noemí, sino llamenme Mara; porque en grande amargura me ha puesto El Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Dios me ha hecho volver con las manos vacías…»

El dolor golpeó tan profundamente el corazón de Noemí, de tal manera que adoptó una nueva identidad. Cambia su nombre Noemí, que significa «placentera, dulce», a Mara que significa «amarga». Este es un claro ejemplo de acuerdo con el enemigo, que se dá consciente o inconscientemente cuando en medio del dolor. decidimos adoptar una identidad que no es la que Nuestro Padre Celestial tenía preparada para nosotros.

A Noemí, inmersa en el dolor por la pérdida de su esposo e hijos, el enemigo le sugirió que estaba destinada para la amargura y no para el deleite, y ella se lo creyó. Así sucede , que en medio de la confusión, tratamos de protegernos del dolor y aceptamos sin querer las mentiras del enemigo. Pero está no es la verdad: porque Dios tiene para nosotros…. «toda buena dádiva y todo don perfecto…»(Santiago 1:17)

Para anular estos acuerdos la Biblia nos ofrece armas poderosa: «Las armas con que luchamos no son de este mundo, sino que tienen el poder divino de derribar fortalezas. Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo» (2Corintios 10:4-5) 

Identificar fortalezas

En primer lugar debemos identificar aquellas mentiras con las que el enemigo nos ha manipulado. Generalmente encontraremos un mensaje que acompaña a la herida, un argumento poderoso que el enemigo puso cuando fuimos golpeados y lo aceptamos entrando en acuerdo con él. «Esto me pasa por ser una buena persona» , «Debo aprender a ser desconfiado»,  «Jamás vuelvo a confiar en nadie»,  etc etc…Pueden imaginar el poder que tenía sobre Noemí el hecho de pensar que el destino de su vida era ser amarga? Qué esperanza podía tener? Cómo enfrentaría cada día sabiendo que su futuro era solamente el sufrimiento y la tristeza ?

Destruir argumentos

Habiendo identificado las fortalezas y argumentos, debemos proceder a romperlos, a dejarlos sin efecto, es decir, romper el poder que han tenido para modificar nuestro corazón y hacer que desarrollemos un falso Yo..

Por el Poder de la Obra de Jesús en la Cruz del Calvario es posible hacerlo…«Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios…» (2 Corintios 10:4-5)                

 Te aseguro que para cada mentira que el  enemigo nos ha hecho creer, hay una promesa de la Biblia que la puede romper:

Cuando dices: ‘Me siento solo…», Dios te dice: «Nunca te dejaré, Ni te desampararé» (Hebreos 13:5)

Cuando dices: «No merezco perdón…Dios te dice: «Yo te perdono…» (Romanos 8:1)

Cuando dices: «Tengo miedo…», Dios te dice: «No temas, porque yo estoy contigo» ( Isaías 41:10)

Cuando dices: «Nadie me ama de verdad…», Dios te dice: «Yo te amo» (Juan 3:16)  (Juan 13:34)

Es importantísimo entender que en el proceso de sanidad del corazón, no solo es importante liberarnos a través del perdón, sino también debemos derribar las fortalezas o argumentos que el enemigo ha logrado establecer en nuestras mentes. Es totalmente posible que ya hayas perdonado situaciones del pasado, pero los acuerdos con el enemigo siguen teniendo un efecto real en la manera en que vives.Por ello, debemos estar atentos y percibir los momentos en que un pensamiento inesperado y fuera de lo que Dios dice que somos, nos asalta y nos descompone el día.

Si esto te sucede, has una pausa y pregunta: «Dios, porqué me duele esto?» «Habrá aquí alguna herida del pasado, o algún acuerdo con el enemigo que no he roto con el poder de Tu Palabra?»

Deseo sugerirte, que apartes hoy un tiempo para orar y lleves estas preguntas delante del Señor, y prepárate para escuchar su dulce voz, que te mostrará la fortalezas que debes derribar con el poder de Su Palabra y recuperar tu verdadera identidad.

Con todo amor.

Pra Ruth.    

40 DÍAS DE PERDÓN «SANAR MIS RECUERDOS»

PARA PERDONAR NECESITO:

SANAR MIS RECUERDOS

«Todas las transgresiones que cometió, no le serán recordadas, en su justicia que hizo vivirá»  (Ezequiel18:22)

Aseveran los médicos cuando existe una herida «RASPAMOS HASTA QUE SANGRE», esto es refregar y lavar fuertemente. Suena cruel e injusto, especialmente cuando uno esperaría que traten la parte lastimada con sumo cuidado, pero para curar la lesión es necesario dicho procedimiento. El médico debe asegurarse de que no quede tejido muerto y llegar al tejido vivo antes de vendar.

Jesús siguió un proceso similar para curar la herida de uno de sus más amados discípulos Pedro, este lo había negado, antes de la crucifixión y ahora ya luego que Jesús hubo resucitado, avergonzado y herido, se siente desechado y vuelve atrás del «llamamiento» que había recibido de Su Maestro. Vuelve a su mismo oficio en el que estaba antes (Lucas 5)

El Señor quiere llevarnos a la plenitud de vida y Él apareció para sanar nuestro corazón, nuestra humanidad y para ello muchas veces debe volvernos al momento y al lugar donde se produjo la herida y ello por supuesto nos hará desangrar en muchas ocasiones. Si te estas sintiendo incomodo, descompuesto, aprovecha la oportunidad y pregúntale al Señor: Porqué siento tanto dolor? Será acaso que me estás confrontando con una herida del pasado?

Jesús hace sangrar la herida de Pedro

«Salieron pues de allíy se embarcaron, pero esa noche no pescaron nada.  Al despuntar el alba Jesús se  hizo presente en la orilla, pero sus discípulos no se dieron cuenta que era Él.                                                                    – No tienen que comer? les preguntó Jesús – No- respondieron ellos –                                                                                          – Tiren la red a la derecha de la barca, y pescaran algo.                                                                                                                   Así lo hicieron, y era tal la cantidad de peces que ya no podían sacar la red. – Es Él Señor!!- dijo Pedro»  (Juan21:3-7)

1. Debemos tomarnos de la mano del Espíritu Santo, quien nos consuela, para retroceder en el tiempo, hasta llegar al momento de la herida, hasta que esta vuelva a doler: Fue cuando Pedro sintió dolor, evocando el pasado que Jesús supo, que el proceso de sanidad había comenzado. Y en tres oportunidades lo envia a cumplir su llamado original, diciéndole -Simón, hijo de Jonás, me amas? – Si, Señor, Tú lo sabes todo, tú sabes que te amo – Apacienta mis ovejas- ( Juan 21:15-17).                                                                                                                                                  Jesús no ignoró el pecado de Pedro, a pesar de saber que él se encontraba en un fuerte momento emocional, avergonzado, frustrado y molesto consigo mismo, es allí cuando Jesús lo toca en la misma llaga, lo lleva por amor a enfrentarse con el dolor de la herida. Porque para que el apóstol fuera restaurado debía enfrentar primero el dolor del pasado, para que aquella vieja herida pudiera ser sanada  y su corazón volviese a ser habilitado para cumplir el propósito para el cual había nacido.                                                                                                                                                                                                   Jesús se tomó incluso el tiempo de preparar el mismo escenario en el cual, había llamado a Pedro a «Ser un pescador de hombres», «La pesca milagrosa». En ese mismo lugar, con los mismos detalles, emulando ese momento, Él prepara su Encuentro con Pedro, esta vez para confrontarlo con el pasado y sanarlo. Era imposible para el apóstol, olvidar aquel momento, cuando todo fue tan delicadamente preparado por El Señor.                                                                                                       Tres veces Jesús toca en la herida y Pedro con verguenza y humildad reconoce que fue altivo y soberbio, creyéndose superior a sus hermanos. Pues Jesús le previno acerca de la negación y él le respondió con altivez -Aunque todos te abandonen, yo jamás lo haré!-

2. Debemos perdonar a quien nos lastimó, y renunciar allí a nuestro deseo de venganza.

3. Debemos pedir perdón por el rencor que hemos guardado. Ese puede ser nuestro pecado.

4. Encontrar el mensaje de la herida, pues todo golpe, viene acompañado de un mensaje descalificador por parte del enemigo y debemos anularlo en El Nombre de Jesús: John Eldredge dice –  «No es tan importante la herida como el mensaje de la herida». El mensaje descalificador, de verguenza e incapacidad en el corazón de Pedro, no venía de Jesús sino del enemigo -Ya no eres digno de ser un discípulo de Jesús, lo has echado todo a perder-. Pero Jesús vuelve a aparecer en la vida de Pedro para deshacer esta obra de las tinieblas en su vida. Por eso el Espíritu Santo nos lleva a revivir esos momentos dolorosos para que descubramos los acuerdos que hemos hecho con el enemigo y aceptemos allí la verdad de Dios para nuestras vidas. La única manera de destruir esos pactos es declarar sobre nuestras vidas lo que Dios dice que somos. Por ejemplo muchas personas han recibido mensajes descalificadores de sus cónyuges o sufrido el abandono de sus padres, entonces reciben estos mensajes: – Estás solo y nadie te ama-  al aceptarlos como verdad, entramos en acuerdo tal que decimos -No vuelvo a tener amigos, ni a confiar en nadie nunca más-               Entonces aparece Jesús y nos lleva a su Palabra y nos dice  «y descendió sobre Él el Espíritu Santo en forma de paloma, diciendo – Tú eres mi hijo amado, en quien tengo complacencia»( Lucas 3:22)

Hoy te invito que que busques un momento a solas con Dios y pon en práctica estos cuatro pasos, que te he compartido:

1. Recuerda

2. Perdona

3. Pide perdón a Dios

4. Encuentra el mensaje de la herida

Cada herida que descubramos en nuestro corazón debe ser tratada, todo en la vida es un proceso, el Espíritu Santo te tratará en la medida que puedas soportarlo. Es un proceso que no se hace una sola vez, sino durante toda la vida, porque siempre surgirán nuevas heridas o nosotros heriremos a otros. Es por ello necesario entender que «Perdonar y Pedir perdón, debe ser un estilo de vida»

«De este modo , todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo» ( Efesios 4:13)

Con todo amor

Pra Ruth